Mientras me giro para observarlas de reojo,
me doy cuenta de que ellas ya me miraban primero.
Quizás mi escote, quizás la falda por encima de la rodilla,
puede ser.
Me gustaría por un momento meterme en su cabecita,
para conocer su verdadera opinión,
para leer todos y cada uno de sus pensamientos.
Y es que yo de pequeña,
ya conviví con ellas.
Sor Sagrario, Sor Ana, Sor foca musical.
Sí, no se sorprendan ustedes,
fuí a un colegio de monjas,
donde se empeñaron en inculcarme,
que cualquier cosa que fuera placer,
era pecado.
Maldita sea!!!
Cual pecadora de la vida que soy!!!
Y es que ellas mismas,
me convirtieron en una mujer exhibicionista,
desnudándome en medio de un exámen,
en busca de la chuleta perdida.
Así eran ellas.
Sorprendidas por encontrar tan solo,
las chuletillas de mis pantorrillas.
Mientras escribo estas lineas,
en el autobús de camino a casa,
ellas se bajan dedicandome una sonrisa,
y un -que te vaya bien-
En este mismo momento,
no puedo evitar,
que mis oscuros pensamientos,
me llevan a pensar,
que de alguna manera,
van al monasterio,
a complacerse sexual.mente.
Tal vez, puede ser...
De todos modos,
yo les deseo, que les vaya también bien.
Que se sientan libres de hacer lo que les plazca,
sin hacer daño a nadie.
Esa es la idea.
Que con el tiempo una aprende y des.aprende.
Que placer no es igual a pecado.
Que amar al próximo es bueno.
Y que con dios o sin dios,
-De sueños, monjas y otras historias-.
Texto: Nadia del Arte.
