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18 de septiembre de 2012

Excesiva


MUJER
EXCESIVA
            Esta noche me siento excesiva.  Tal vez excesivamente excesiva. Exageradamente excesiva. Esta noche me siento excesiva   porque soy excesiva.
                Me dijeron que podía haber elegido un modelo más sencillo, unos zapatos más bajos, un color de labios más natural, un pelo menos encrespado, un perfume más sutil, una vida más por defecto que por exceso. Me dijeron tantas cosas… tantas  que se excedieron  con sus comentarios. 
                El exceso comienza cuando abro los ojos a media tarde. Cuando otros meriendan yo desayuno.  Tomo un café contemplando desde la ventana el amanecer eléctrico de las farolas de la avenida, de las luces de los comercios, de los neones de los bares de copas. Cuando otros vuelven a casa yo ya me encuentro en la ducha. Cuando a otros se les cierran los ojos, el rímel se apodera de los míos. Una lata de carne para el gato. Un último retoque en el espejo del hall. Dos toques de perfume intenso en el cuello y otros dos en las muñecas.   El exceso sale a la calle.
                Tal vez siempre vi mi vida con  los ojos del exceso.  Cenicienta llevaba taconazo de cristal y a las doce se negaba irse de la fiesta ( a esa hora ya estaban todos borrachos ¿qué más da si pierde su vestido?). Blancanieves llamaba a la bruja al móvil para que le consiguiera cuarto y mitad de manzanas narcóticas. Caperucita escondía lencería en la cesta por si se encontraba con el lobo  poder cambiar sus bragas de diario. Rapunzel instaló un ascensor en la torre para que el príncipe de turno subiera sin tener que trepar por sus trenzas que terminaban en puntas abiertas.
                Cuando llega la noche el exceso sale a la calle. La luz del día no empasta bien con el exceso, su insultante naturalidad ilumina las trampas. Sin embargo, el ámbar de las farolas suaviza mis rasgos.  La noche es el escenario del exceso. Cuando ya nadie tiene prisa no te miran, te contemplan.  Comienza mi ronda nocturna  por locales excesivos  , locales con aires antiguos, con olor a moho enmascarados por ambientadores industriales,  donde puedo beber en exceso. Puede que hable con alguien, puede que cante, puede que  duerma acompañada  o puede que termine  sola,  cenando un  café  con churros antes de que los putos  pájaros estridentes me anuncien que está anocheciendo.
                Pero aún quedan unas cuantas horas para poder  desplegar mi estridencia como un pavo real. Esta noche me siento excesiva.  Tal vez excesivamente excesiva. Exageradamente excesiva. Esta noche me siento excesiva porque soy excesiva.


Texto : Roberto García Encinas.  (del espectáculo SHOCK AND SHOW de RAYUELA PRODUCCIONES TEATRALES. Interpretado por MARTA RUIZ DE VIÑASPRE bajo la dirección de NINA REGLERO

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